viernes, 9 de agosto de 2013

CAPITULO 5: Y AHORA, ¿QUE HACEMOS? Louise Hay

«Al ver el modelo que sigo, decido cambiarlo» .La decisión de cambiar Una vez han llegado a este punto, la reacción de muchas personas consiste en levantar las manos al cielo,horrorizadas ante lo que podemos llamar el desastre de sus vidas, y renunciar a cualquier intento de hacernada. Otras se enfadan consigo mismas o con la vida, y también abandonan la partida. En general, piensan que si la situación es desesperada, y parece imposible hacer cambios, ¿para qué intentarlo?. Y el razonamiento continúa así: «Quédate como estás. Por lo menos es un sufrimiento que ya sabes cómo manejar. No te gusta, pero ya lo conoces, y es de esperar que las cosas no empeoren».Para mí el enfado habitual es como quedarse sentado en un rincón con un sombrero de burro. ¿No les suena familiar?. Sucede algo y uno se enfada; sucede otra cosa, y vuelve a enfadarse, una y otra vez, pero nunca se va más allá del enojo.¿De qué sirve esto? Es una reacción tonta que desperdicie uno su tiempo sin hacer nada más que enojarse También es negarse a ver la vida de una manera nueva y diferente.Sería mucho más útil preguntarse cómo es que uno va creando tantas situaciones enojosas.¿Cuál cree usted que es la causa de todas estas frustraciones?. ¿Qué es lo que usted emite, que genera en los otros la necesidad de irritarlo?. ¿Por qué cree que necesita enojarse para conseguir lo que quiere?.Cualquier cosa que demos, la volvemos a recibir. Si lo que damos es enojo, estamos creando situaciones que nos darán motivos de enojo, como si nos quedáramos en un rincón con un sombrero de burro, sin ir a ninguna parte.Si mis palabras han hecho que usted se enfadara, ¡perfecto!. Es que deben estar dando en el blanco. Y eso es algo que usted, si quisiera, podría cambiar. Tome la decisión de disponerse a cambiar Si realmente quiere saber hasta qué punto es terco, encare la idea de estar dispuesto a cambiar. Todos queremos que nuestra vida cambie, que nuestra situación mejore, pero no queremos tener que cambiar. Más bien querríamos que cambiaran ellos. Para hacer que eso suceda, debemos cambiar nosotros interiormente.Debemos cambiar nuestra manera de pensar, nuestra manera de hablar, nuestra manera de expresarnos. Sólo entonces se producirán los cambios externos.Éste es el paso siguiente. Ya nos hemos dedicado bastante a aclarar cuáles son los problemas y de dónde provienen. Ahora es hora de disponerse a cambiar.Yo he sido siempre muy terca. Incluso ahora hay veces que, cuando decido hacer algún cambio en mi vida,esa terquedad aflora y refuerza mi resistencia a cambiar mi modo de pensar. Y puedo volverme temporalmente incoherente y, enfadada, refugiarme en mí misma.Sí, eso me sigue pasando después de tantos años de trabajo. Es una de las lecciones que he aprendido,porque ahora, cuando me sucede, sé que me encuentro, ante un punto crucial en mi camino. Cada vez que decido hacer un cambio en mi vida, para liberar alguna otra cosa, tengo que profundizar más en mí misma.Cada uno de esos viejos estratos debe ceder para ser reemplazado por maneras de pensar nuevas. A veces es fácil, y otras es como empeñarse en levantar una piedra con una pluma.Cuanto más tenazmente me aferró a una vieja creencia cuando he dicho que quiero cambiar, más segura estoy de que ese cambio es importante para mí. Y sólo al ir experimentando y, por tanto, aprendiendo estas cosas puedo luego enseñarlas a otras personas.Estoy segura de que muchos maestros realmente buenos no nacieron en hogares felices donde todo era fácil,sino que han experimentado mucho dolor y sufrimiento, y han ido superando diversas vivencias negativas hasta llegar al punto desde donde, ahora, pueden ayudar a que otros se liberen. La mayoría de los buenos maestros trabajan continuamente para seguir liberándose, para hacer desaparecer limitaciones cada vez más profundas. Y eso llega a ser una ocupación de toda la vida.La diferencia principal entre cómo solía trabajar yo en esta labor de liberación de creencias y la forma en que lo hago hoy reside en que ahora ya no tengo que enojarme conmigo misma para hacerlo. En estos momentos,ya no creo que sea una mala persona porque todavía encuentre en mí cosas para cambiar La limpieza de la casa El trabajo mental que hago ahora es como limpiar una casa. Voy recorriendo mis habitaciones mentales y examinando las ideas y creencias que hay en ellas. Como algunas me gustan, las limpio y las pulo, y hago que me sigan sirviendo. Veo que hay que reemplazar o reparar algunas, y me ocupo de ellas tan pronto como puedo. Otras son como el periódico de ayer, o como ropa y revistas viejas: ya no me sirven. Entonces las doy o las tiro a la basura, y me deshago de ellas para siempre.Para hacer todo esto, no es necesario que me enoje ni que sienta que soy una mala persona. Ejercicio: Estoy dispuesto a cambiar Vamos a usar la afirmación «Estoy dispuesto a cambiar». Repítala con frecuencia, reiteradamente. Mientras dice «Estoy dispuesto a cambiar», tóquese la garganta. En el cuerpo, la garganta es el centro energético donde se produce el cambio. Al tocársela, usted reconocerá que se encuentra en un proceso de cambio.Cuando la necesidad de cambiar algo aparezca en su vida, esté dispuesto a permitir que ese cambio suceda.Tome conciencia de que allí donde usted no quiere cambiar, es, exactamente, donde más necesita cambiar.Repita: «Estoy dispuesto a cambiar».La Inteligencia Universal responde siempre a lo que usted piensa y dice. Cuando usted formule este enunciado, las cosas empezarán decididamente a cambiar. Hay muchas maneras de cambiar Trabajar con mis ideas no es la única manera de cambiar; hay muchos otros métodos que funcionan muy bien.Al final del libro incluyo una lista de maneras en que puede usted abordar su propio proceso de crecimiento.Piense ahora en unos pocos. Tenemos el enfoque espiritual, el mental y el físico. La curación holista incluye cuerpo, mente y espíritu. Se puede empezar por cualquiera de estos dominios, siempre y cuando en última instancia se los incluya a todos. Hay quien empieza por la parte mental, acudiendo a seminarios o sometiéndose a terapia. Otros comienzan por el ámbito espiritual, orando o haciendo meditación.Cuando decide uno limpiar su casa, en realidad no importa por qué habitación empiece. Puede usted hacerlo por aquella que más le apetezca y las otras casi se irán limpiando solas.Las personas que comienzan por el nivel espiritual y están habituadas a comer mal, suelen encontrarse con que les atrae la nutrición. Conocen a alguna persona, o encuentran un libro, o van a una clase que les hace entender que lo que están dando de comer a su cuerpo puede tener mucho que ver con la forma en que se sienten y el aspecto que tienen. Mientras se esté dispuesto a crecer y a cambiar, un nivel siempre irá conduciendo al otro.Yo doy muy pocos consejos referentes a la nutrición, porque he descubierto que todos los sistemas funcionan para alguna u otra persona. El hecho es que cuento con una red local de buenos especialistas en el campo holista, y les mando a mis clientes cuando veo que necesitan esa información. Se trata de un terreno en donde uno debe encontrar solo su camino, o bien recurrir a un especialista que pueda orientarlo. Muchos libros sobre nutrición han sido escritos por personas que estuvieron muy enfermas y elaboraron un sistema para su propia curación. Después escribieron un libro para divulgar el método que usaron. Pero no todo el mundo es igual.Por ejemplo, la dieta macrobiótica y el naturismo crudívoro son dos enfoques totalmente diferentes. Los crudívoros jamás cocinan nada, raras veces consumen cereales, se cuidan muchísimo de comer fruta y verdura en la misma comida y nunca usan sal. Los macrobióticos comen casi todo cocido, tienen un sistema diferente de combinación de los alimentos, y usan gran cantidad de sal. Ambos sistemas funcionan, ambos han conseguido curaciones, pero ninguno de los dos es bueno para todos los organismos.Mi teoría de la nutrición es simple. Si crece, cómalo. Si no crece, no lo coma.Hay que ser consciente del acto de comer; es como prestar atención a nuestros pensamientos. También podemos aprender a prestar atención al cuerpo y a las señales que nos envía cuando comemos.Limpiar la casa mental después de toda una vida de complacerse en pensamientos negativos es un poco como iniciar un programa de buena nutrición tras haberse pasado la vida alimentándose mal. Son dos situaciones que con frecuencia producen crisis de curación. A medida que uno empieza a cambiar su dieta física, el cuerpo comienza a deshacerse de la acumulación de residuos tóxicos, y cuando esto sucede, uno puede sentirse pésimamente durante un par de días. Así también, cuando se decide cambiar las pautas mentales, puede parecer que durante un tiempo las circunstancias empeorasen.Recuerde lo que pasa al terminar la cena de Nochebuena, cuando llega el momento de limpiar la cazuela donde se cocinó el pavo. Como está toda quemada y llena de costras, usted la pone en agua hirviendo con detergente y la deja remojar un rato antes de empezar a fregarla. Y entonces sí que realmente está frente a un desastre; todo parece peor que nunca. Pero si sigue fregando sin desanimarse, la cazuela pronto quedará como nueva.Lo mismo pasa cuando uno se quiere quitar las incrustaciones mentales. Cuando las remojamos con ideas nuevas, todos los pegotes salen a la superficie y se ven más. Insista en repetir las nuevas afirmaciones, y verá qué pronto se habrá librado totalmente de una vieja limitación. Ejercicio: La disposición a cambiar Entonces, hemos decidido que estamos dispuestos a cambiar, y que usaremos todos los métodos que nos den buen resultado, sin excepción. Quisiera describirles uno de los métodos que uso conmigo misma y también con otras personas.Primero, vaya a mirarse al espejo y dígase: «Estoy dispuesto a cambiar».Observe cómo se siente. Si advierte vacilaciones o resistencias o ve que simplemente no quiere cambiar,pregúntese por qué. ¿A qué antigua creencia está aferrándose? Le ruego que no se riña; limítese a observar de qué se trata. Apuesto a que esa creencia le ha causado mil problemas, y quisiera saber de dónde proviene.¿Usted no lo sabe?Pero no importa que sepamos o no de dónde viene; hagamos algo por disolverla, ahora mismo. Vuelva otra vez al espejo y, mirándose profundamente a los ojos, tóquese la garganta y diga diez veces, en voz alta:«Estoy dispuesto a abandonar toda resistencia».Los trabajos con el espejo son muy poderosos. La mayor parte de los mensajes negativos que recibimos de niños venían de personas que nos miraban directamente a los ojos, y que quizá nos amenazaban con un dedo. Hoy, cada vez que nos miramos al espejo, casi todos nos decimos algo negativo: nos criticamos por nuestra apariencia o nos regañamos por algo. Mirarse directamente a los ojos y expresar algo positivo sobre uno mismo es, en mi opinión, la manera más rápida de obtener resultados con las afirmaciones. En la infinitud de la vida, donde estoy,todo es perfecto, completo y eterno.Ahora, serena y objetivamente, decido revisar mis viejas pautas y me dispongo a hacer cambios. Puedo aprender y estoy en disposición de hacerlo. Opto por pasármelo bien con esta tarea. He decidido que reaccionaré como si hubiera encontrado un tesoro cuando vea que puedo liberarme de algo más. Momento a momento, me veo y me siento cambiar. Las ideas ya no tienen poder alguno sobre mí. En mi mundo, yo soy el poder. Y yo escojo ser libre.Todo está bien en mi mundo.

jueves, 8 de agosto de 2013

CAPITULO 4: ¿ES VERDAD? Louise Hay.

«La verdad es la parte inmutable de mí» La pregunta sobre si algo es verdadero -o real- tiene dos respuestas: «Sí» y «No». Es verdad si usted cree que lo es; no es verdad si usted cree que no lo es. El vaso está medio lleno y medio vacío; depende de cómo lo mire. Y hay literalmente billones de cosas que podemos decidir pensar. La mayoría decidimos pensar las mismas cosas que solían pensar nuestros padres, pero no es necesario que sigamos haciéndolo. No se ha promulgado ninguna ley que diga que sólo podemos pensar de una manera. Cualquier cosa que yo decida creer, llega a ser verdad para mí. Cualquier cosa que usted decida creer, llega a ser verdad para usted. Lo que pensamos puede ser totalmente diferente. Nuestra vida y nuestras experiencias son totalmente diferentes. Examine sus ideas Cualquier cosa que creamos llega a ser verdad para nosotros. Si usted tiene un súbito desastre financiero, puede ser que en algún nivel crea que no se merece la comodidad del dinero, o que se merece tener dificultades y deudas. O bien, si piensa que lo bueno es siempre pasajero, creerá probablemente que la vida está en su contra o, como tantas veces se oye decir, que «usted no es de los que ganan». Si se siente incapaz de atraer a un hombre, tal vez su creencia sea: «A mí nadie me quiere» o «Soy indigna de amor».Quizá tenga miedo de ser una mujer dominada, como su madre, o tal vez piense que la gente no hace más que herirla. Si su salud no es buena, es probable que atribuya la enfermedad a una tendencia familiar o que se considere víctima del clima, aunque también puede ser que piense que nació para sufrir o que su cuerpo no le da descanso. O puede tener una creencia diferente. Quizá ni siquiera se dé cuenta de cuál es su creencia, como la mayoría de las personas, que se limitan a ver las circunstancias externas como simplemente la forma en que viene la suerte. Mientras alguien no le haga ver la relación entre las experiencias externas y lo que piensa y cree usted en su fuero interno, seguirá siendo una víctima de por vida. PROBLEMA CREENCIA Desastre financiero. No merezco tener dinero. Falta de amigos. Nadie me quiere. Problemas laborales. No sirvo para esto. Complacer siempre a los demás Yo nunca consigo lo que quiero Sea cual fuere el problema, proviene de un modelo mental, ¡y los modelos mentales se pueden cambiar! Pueden darnos la sensación de ser verdad, pueden parecer reales, todos esos problemas con los que luchamos y nos debatimos en la vida. Pero por más difícil que sea el problema con que nos enfrentamos, no es más que un resultado o efecto exterior de un modelo mental interno. Si no sabe cuáles son las ideas que están creando sus problemas, ahora va bien encaminado, porque este libro ha sido pensado para ayudarle a descubrirlas. Considere cada una de las dificultades que tiene en la vida y pregúntese: ¿Qué clase de ideas tengo que me crean esta situación? Si se da el tiempo de sentarse en silencio a responderse esta pregunta, su inteligencia interior le dará la respuesta. No es más que una creencia que usted aprendió de niño Creemos algunas cosas que son positivas, que nos alimentan. Son las ideas que nos son útiles durante toda la vida, como «Mira hacia los dos lados antes de cruzar la calle». Otras ideas son muy útiles al comienzo, pero cuando nos hacemos mayores ya no nos sirven. «No confíes en desconocidos» puede ser un buen consejo para un niño pequeño, pero a un adulto mantener esta actitud no le traerá más que soledad y aislamiento. ¿Por qué son tan pocas las veces que nos detenemos a preguntarnos si algo es realmente cierto? Por ejemplo, ¿por qué me creo cosas como que para mí es difícil aprender? ¿Por qué no me pregunto si eso es verdad para mí ahora, de dónde saqué esa creencia, si no vendrá de la infinidad de veces que me lo repitió el maestro de primer grado, si no sería mejor para mí abandonarla? Creencias como que «los muchachos no lloran» y «las chicas no trepan a los árboles» crean hombres que se avergüenzan de sus sentimientos y mujeres que tienen miedo de su cuerpo. Si de niños nos enseñaron que el mundo es un lugar espantoso, aceptaremos como válido para nosotros todo lo que refleje esa creencia. Lo mismo se puede decir de frases como: «No te fíes de los extraños», «No salgas de noche» o «La gente te engañará». En cambio, si de pequeños nos enseñaron que el mundo es un lugar seguro, nuestras creencias serán otras. Nos será fácil aceptar que hay amor en todas partes, que la gente es amistosa y que siempre tendremos lo que necesitemos. Si de pequeño le enseñaron que todo era culpa suya, pase lo que pase irá por el mundo sintiéndose culpable. Y esta convicción lo convertirá en alguien que andará continuamente pidiendo disculpas. O si en su niñez aprendió a pensar «Yo no cuento para nada», esta creencia lo mantendrá siempre en el último lugar, esté donde esté. Como mi vivencia infantil de que a mí nunca me daban una galleta. A veces una llega a sentirse invisible cuando los demás no le prestan atención. Si las circunstancias de su infancia le llevaron a creer que nadie le quería, será seguramente un ser solitario, e incluso cuando consiga una amistad u otra relación, no le durará mucho. ¿Su familia le enseñó que nunca hay bastante?. Entonces, muchas veces debe de sentir que no tiene nada en la despensa, o se encuentra con que siempre anda ajustada o vive llena de deudas. Un cliente mío se crió en un hogar donde creían que todo estaba mal y no podía más que empeorar. Su mayor placer en la vida era jugar al tenis, pero se lesionó una rodilla. Vio a una infinidad de médicos, pero no hizo más que empeorar, hasta que tuvo que dejar de jugar. Otra persona, el hijo de un predicador, aprendió de pequeño que todos debían ir antes que él. La familia del predicador era siempre la última en todo. Hoy, este hombre es habilísimo para conseguir los mejores negocios para sus clientes, pero él no tiene, generalmente, ni monedas para el metro. Su creencia sigue haciendo de él el último de todos. Si uno lo cree, parece verdad Muchísimas veces hemos dicho: «Pues yo soy así» o «Las cosas son así». Con esas palabras estamos diciendo, en realidad, que eso es lo que creemos que es verdad para nosotros. Generalmente, lo que creemos no es otra cosa que la opinión de alguien más, que nosotros hemos incorporado a nuestro sistema de creencias. Y seguramente, se adecua a la perfección a todas las otras cosas que creemos. ¿Es usted una de tantas personas que cuando se levantan y ven que está lloviendo, protestan por ese día infame?. Pues, no es un día infame; no es más que un día de lluvia. Si nos ponemos la ropa adecuada y cambiamos de actitud, podemos divertirnos muchísimo, de la forma en que es posible divertirse en un día de lluvia. Si realmente creemos que los día de lluvia son infames, entonces cada vez que llueva nos deprimiremos. Nos pasaremos el día peleando con el tiempo, en vez de experimentar plenamente lo que está sucediendo en ese momento. No hay ni «buen» ni «mal» tiempo: sólo hay tiempo, y nuestras maneras individuales de reaccionar ante él. Si queremos una vida jubilosa, debemos tener pensamientos jubilosos. Si queremos una vida próspera, debemos tener pensamientos de prosperidad. Si queremos una vida llena de amor, debemos poner amor en nuestros pensamientos. Aquello que, verbal o mentalmente, enviemos hacia afuera, será lo que de la misma forma vuelva a nosotros. Cada momento es un nuevo comienzo Insisto en que el momento del poder es siempre el presente. Nunca se está atascado. ¿Dónde se producen los cambios? Aquí y ahora, ¡en nuestra propia mente!. No importa durante cuánto tiempo hayamos seguido un modelo negativo o sufrido una enfermedad o una mala relación, o padecido dificultades financieras. No importa durante cuánto tiempo nos hayamos aborrecido a nosotros mismos. ¡Hoy podemos empezar a cambiar!. Ya no es necesario que su problema sea su verdad. Ahora puede desvanecerse en la nada donde se originó. Usted puede hacerlo. Recuerde: ¡en su mente no piensa nadie más que usted! Usted es el poder y la autoridad en su mundo. Sus ideas y creencias del pasado han creado este momento, y todos los que lo antecedieron. Lo que usted en este momento decida pensar y creer creará el momento siguiente, y el día de mañana, el mes que viene y el próximo año. Sí, le estoy dando el más maravilloso de los consejos, fruto de mis años de experiencia, y, sin embargo, usted puede seguir escogiendo pensar las mismas cosas de siempre, puede negarse a cambiar y quedarse con todos sus problemas. En su mundo, ¡el poder es usted! ¡Usted puede conseguir cualquier cosa en que decida pensar!. Este momento inicia el nuevo proceso. Cada momento es un comienzo nuevo, y este es un comienzo nuevo para usted, ¡aquí y ahora!. Es estupendo saberlo. ¡Este momento es el Momento del Poder! ¡Es el momento en que se inicia el cambio! ¿Es verdad? Deténgase un momento y atrape lo que ahora mismo esté pensando. Si es verdad que sus pensamientos configuran su vida, ¿querría usted que lo que ahora mismo estaba pensando se convirtiera en su verdad? Si su pensamiento era de preocupación, de cólera, de resentimiento, de venganza o de miedo, ¿de qué forma cree que volverá a usted? No siempre es fácil atrapar nuestros pensamientos, que se mueven con tanta rapidez. Sin embargo, ahora mismo podemos empezar a vigilar y a escuchar lo que decimos. Si se oye expresar cualquier cosa negativa, deténgase en mitad de la frase. Vuelva a formular la oración, o abandónela simplemente. Incluso podría decirle: «¡Fuera!». Imagínese que está haciendo cola en el autoservicio de un hotel de lujo, donde en vez de platos de comida se sirven platos de pensamientos. Usted puede elegir todos los que quiera. Esas ideas son las que crearán sus experiencias futuras. Ahora bien, si escoge ideas que le creen problemas y sufrimiento, estará haciendo una tontería, como si eligiera comidas que siempre le caen mal. Sin embargo, tan pronto como descubre cuáles son las comidas que le hacen daño, las evita. Lo mismo tiene que hacer con los pensamientos. Manténgase lejos de las ideas que le causan problemas y dolor. Uno de mis primeros maestros, el doctor Raymond Charles Barker, solía repetir: -Cuando hay un problema, no hay nada que hacer; hay algo que saber. Es la mente quien crea el futuro. Cuando en nuestro presente hay algo indeseable, debemos recurrir a la mente para que cambie la situación. Y podemos empezar a cambiar ya, en este mismo segundo. Mi deseo más profundo es que algún día el tema de cómo funcionan los pensamientos sea lo primero que se enseñe en la escuela. Jamás he entendido qué importancia tiene hacer que los niños memoricen las fechas de una serie de batallas. Me parece un total desperdicio de energía mental. En cambio, podríamos enseñarles cosas realmente importantes: cómo funciona la mente, cómo invertir dinero para tener seguridad financiera, cómo ser padre o madre, cómo tener buenas relaciones y cómo crear y mantener sentimientos de autoestima y de apreciación de uno mismo. ¿Se imagina cómo sería una generación de adultos a quienes en la escuela, además del plan de estudios normal, se les hubieran enseñado estos temas? Piense cómo se manifestarían esas verdades. Serían seres humanos felices, que se sentirían en paz consigo mismos, no tendrían dificultades financieras y enriquecerían la economía con inversiones prudentes de su dinero, personas que tendrían buenas relaciones con todo el mundo, que se sentirían cómodas en el papel de padres y crearían otra generación de seres humanos que se sientan bien consigo mismos. Y, dentro de todo esto, cada persona seguiría siendo un individuo y expresando su propia creatividad. No hay tiempo que perder. Continuemos con nuestro trabajo. En la infinitud de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero. Ya no escojo creer en las viejas limitaciones y carencias. Ahora opto por empezar a verme como el Universo me ve, perfecto, completo y entero. La verdad de mi Ser es que fui creado perfecto, completo y entero. Ahora soy perfecto, completo y entero, y seré siempre perfecto, completo y entero. Ahora elijo vivir mi vida en función de esto que entiendo. Estoy en el lugar y en el momento adecuados, haciendo aquello que me corresponde hacer. Todo está bien en mi mundo.